La relación social afectiva es algo mas que unas caricias…. incluso en perros de trabajo o deportivos
Cada vez se habla mas de la relación social, pero ¿donde quedan las emociones afectivas? La relación social afectiva es algo mas que unas caricias, un juego o el darle al perro lo que nosotros hemos potenciado que le guste...
Hoy es un buen día para entrenar…
Después de tres horas y media de atasco mirando la nieve a los lados de la carretera, uno llega a casa y se encuentra aún con más nieve. Pero yo feliz. Feliz de haber disfrutado del trayecto. Feliz de encontrarme a Vicen con la pala haciendo sitio para aparcar la autocaravana y feliz por ver como Hiru y Xazpi juegan en la nieve.
Uno entra en casa y mientras engulle una lata de bonito y un poco de pan de molde piensa: «hoy es un buen día para entrenar» Y lo he hecho;
Más de dos horas de paseo sin rumbo fijo los tres. Liberando arboles caídos en y por la nieve, pisando charcos grumosos, atravesando riachuelos que se han convertido en ríos, o
simplemente escuchando el ruido del agua al caer en la cascada.
En silencio o, gritando y ladrando mientras jugamos. Con ellas, sin mas… sintiendo la complicidad sana y real que hemos creado durante años por medio del cariño y la relación social.
Cuantas veces nos olvidamos de estos momentos «tan educativos» con nuestro perros.
A veces creo que los obsesionamos de muchas maneras para no enfrentarnos a la realidad de compartir y no solo convivir y trabajar. ( y esas ideas podría traspasarlas a otras de mis debilidades emocionales y de trabajo: la infancia y la juventud en humanos).
Al llegar a casa, hemos merendado juntos, como lo hacia aquel abuelo que me dio el último empujón para atreverme a compartir (como dijo él) mi vida con un perro.
Hoy a sido un buen día para entrenar sentimientos, como el estar a mi lado, en mi vida, en mi entorno, en mis juegos, en mis pensamientos, en respetarnos. Sin ningún motivador externo más allá que el mundo que nos rodea y las emociones que transmite el vivir bajo el mismo techo y siempre intentando aprovechar y entrelazar los diferentes puntos de vista que este mundo nos ofrece al ser de distintas especies.
Pero claro, todo esto es posible porque ellas, mis perras, me lo han permitido. Me han permitido vivir con ellas compartiendo y aceptándonos. Y no solo convivir con ellas y ver lo que saben hacer por condicionamiento clásico, operante, carga instintiva, e incluso obsesión inducida por los humanos.
Hoy,(aunque ahora no utilizaría la siguiente palabra), hemos entrenado para que el trabajo de mis perras, el que realizan Día a Día en casa (porque ellas tienen el suyo como yo el mio) tenga buenos resultados sobre una base sólida de complicidad, emocional, satisfacción mutua y respeto. En unión y día a día.
Aunque a veces crea que no, nos lo hemos currado. Ellas y nosotros.